Ayer, casualidades de la vida, aparecieron (para mí al menos) un par de iniciativas en la RED en las que se invitaba a unirse a sendos manifiestos (de los diversos y varios que pulularán por el ciberespacio) por el "No desmantelamiento" de los servicios públicos sanitarios en Andalucía. Uno de calado provincial y "globalizador" por su invitación a todas las fuerzas y agentes y que, como Plataforma que va a ser presentada hoy en Jaén con la presencia de Martínez Olmos y Lamata, llama a la unión global contra el potencial desmembramiento y amputación de las garantías públicas y equitativas (gratuidad y accesibilidad) de los servicios sanitarios, y de las adquisiciones asistenciales e históricamente consolidadas (...) para el conjunto.
Otro, como iniciativa de profesionales del SSPA (¿?) y con un discurso laboral y gestor más enfocado a ese entorno de trabajo proactivo favorecedor de los derechos de los ciudadanos, la excelencia, las oportunidades y la Calidad asistencial y, evidentemente, más en sintonía con los modelos gestores y de oportunidades ensayados los últimos años y vista la iniciativa de adhesión solicitada expresamente a los profesionales del SSPA: moradores todos (que somos) de una misma casa construída bajo estas consignas universales y con el participio conjunto y colectivo, ése que ahora está "en peligro".
A diario, es “en esta casa” y a poco de observador que se sea, donde somos espectadores directos de que “el
desmantelamiento sentido” no es una exclusiva amenaza externa (ni que viene o pueda venir de forma excluyente "del otro lado"), ni que haya que
pregonar y exhortar horrorizados solamente a golpe de convocatorias electorales en ese intento por evitarlo y como esa gran losa que se nos avecina y que jamás antes habíamos adivinado ni constatado; algo que la
crisis puede seguramente haber provocado y/pero que, ridículamente, sino
movido por una idea que pretende anidar en el miedo colectivo, deba
identificarse ahora con ideología o color político alguno (que por otro lado no existe identificable en unas diferencias extremas, a mi
parecer, o se diluye en fronteras poco claras, coloreando el panorama de un monocromo aspecto; pintado y diseñado por manos muy por encima de la tangibilidad de estas iniciativas ahora apellidadas o apellidables, o de estos ogros del recorte con nombre propio y "de derechas").
Este panorama hace meses, sino años, que es también fruto y es "producto" provocado por una gestión y un modelo empresarial que una vez interpretado y desarrollado, y que hay que defender como dogma, se traduce mal, y se ha implementado en el SSPA, y que vivimos, en el
sentido constatable y como discurso institucional, como preservador de esas garantías ahora en riesgo, pero no exento de recortes (que están ahí), o de esas políticas de contención quizá forzosa
(eficiencia ¿?) y de control y mengua en sustituciones y/o creación de nuevas plazas, desaparición de éstas mismas estructurales y necesarias (echando mano, cuantificando y atendiendo a la evidencia y los ratios deseables como oferta); objetivándose el que los recursos materiales están igualmente menguados o son
inexistentes e, incomprensiblemente, siendo espectadores también del amordazamiento inducido para quienes ven peligrar sus puestos o renovaciones y a la hora y en la línea de querer o poder “denunciar” tales situaciones (como otra forma de desmantelamiento de un ambiente de real horizontalidad necesario); cuando, a la vez, se practica un reparto para nada equitativo de complementos de rendimiento no rendido y desorbitados para algunos (como incentivos a esa adhesión solícita al modelo de GC ¿? a través del que traducir políticamente el invento) por el
simple hecho de maquillar unos resultados en salud muchas veces
increíbles y no constatables y, posteriormente, "satisfactorios" e "internamente" encuestados". A través de “persecución" (que la hay en distintas formas) y negativa al diálogo con los profesionales,
o (diálogo éste) sectariamente sesgado, elegido y enfocado que no incluye “en los
corros cafeteros” a todos los que están ni a todos los que somos (a
pesar de la tangibilidad institucional vivida y "ofertada" en los últimos meses, cuyo origen podría
ser perfectamente analizable viviendo como hemos vivido, y vivimos, en
una frontera inter-elecciones nacionales y autonómicas y como actitud y reflejo de
un nuevo marketting organizacional descubierto en las Redes Sociales y las TIC´s, a
las que había que dar cancha, siendo un paso irrenunciable que había que andar y un espacio que "copar" y favorecedor de iniciativas como éstas de ahora, y que por otro lado
es de agradecer, y que a lo mejor aparece tarde o pudo aparecer antes).
Todo en la más absoluta connivencia del colectivo profesional indiferente a través de su silencio espectante, de la de sindicatos (ya histórica) y de parte de los medios (como instrumento difusorio), que se llaman ahora a ser leales y guardar fe, ya tuerta, en medidas concretas y a través de una callada como respuesta que no transgreda en exceso y "por si acaso", o a una firma consuetudinaria de manifiestos varios que tampoco cuesta trabajo y excesivo compromiso, y "por si acaso"...
Yo quiero, y siempre he querido un SSPA, Sanitario y Público, que no
político y opaco en su gestión traducida a través de dogma afín e irrefutable,
evidentemente. Antes, ahora y para el resto del uso que de él podamos
necesitar hacer yo y mis hijos, y que me oferte, como en los últimos 20
años, la posibilidad de poder seguir sintiendo que piso un entorno de
trabajo en el que pueda (como hasta ahora y es de agradecer y un derecho) manifestar mi desacuerdo con
lo que no encaje y con lo que sospeche pueda ser una tergiversación en
los discursos, formas y modelos y en su posterior reflejo en la realidad de a diario y que veo, o pueda ver en el futuro, en mi
entorno laboral y social, como profesional de “esta casa” (y como usuario) donde el mantel se
pone y se quita en cada comida, y donde se seguirá haciendo gobierne quien gobierne. Y que dependiendo de cómo esté la despensa, ha sido unas veces de un estampado más precioso y otras de un
color gris ocre y menos vivo y vistoso que, a pesar de ello, hemos intentado salpicar de motivación y ganas a la misma vez que hemos visto traicionadas las formas, que de todo ha habido y seguro seguirá habiendo y hay y habrá que decirlo.
Por todo yo firmo ambos manifiestos: porque creo en este Sistema
Público, y porque sus profesionales somos el mayor de los valores y
resortes de su mantenimiento y oferta equitativa y debemos seguir ahí y ahí seguiremos. Muy por encima (mucho, mucho) de quién gobierne, gane unas elecciones, proclame, "desmantele o no" o pretenda introducir
cualquier miedo o amenaza real o configurada en su permanencia y
desarrollo justo y para todos los ciudadanos, los que votan y los que
no, y los que siempre hemos creído en esos valores que no son propiedad ni exclusividad de nadie y que siempre defenderemos.
Antonio J. Valenzuela.
Enfermero DCCU SSPA.
Enfermero DCCU SSPA.
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